¿EDUCACIÓN SEXUAL EN NETFLIX? TODO LO CONTRARIO
El 11 de enero se estrenó en Netflix la primera temporada de la serie “Sex Education”, clasificada para mayores de 16 años.
Como madre de niños pequeños me tranquiliza que aún dependen de mi permiso y criterio para ver series, pero pienso en los adolescentes que ya la están viendo o la van a ver y por eso quiero ayudarle a los padres para abordar el tema con sus hijos.
Plantea la masturbación, la orientación sexual, las relaciones sexuales, el sexo oral, el sexo anal, el consumo de drogas y el alcohol en forma explícita. En este artículo haré una crítica de los dos primeros capítulos de la serie, para saber de qué se trata y entender por qué su enfoque es nocivo para los adolescentes y completamente desaconsejable incluso para jóvenes.
Hay estudios que han encontrado correlación entre ver altas dosis de contenidos sexuales en la televisión y una iniciación más temprana de la actividad sexual o actitudes negativas hacia la espera[1]. Los resultados entre 1.762 adolescentes de 12 a 17 años mostraron que la exposición repetida al contenido sexual de la televisión o las series se relacionaba estrechamente con el inicio de besos, caricias íntimas, actividades sexuales más avanzadas como el sexo oral, aparte del coito al año siguiente.
Los jóvenes que vieron mayor cantidad de contenido sexual resultaron dos veces más propensos que los que vieron menor cantidad, a iniciar relaciones sexuales durante el año siguiente o progresar a niveles más avanzados de otra actividad sexual. En efecto, los jóvenes que veían contenidos más explícitos “actuaban como mayores”: un adolescente de 12 años en los niveles más altos de exposición se comportaba como uno de 14 o 15 años en los niveles más bajos[2].
Para empezar, el nombre es engañoso. La educación no consiste exclusivamente en informar, va más allá. Etimológicamente educar significa “ayudar”, “promover”, “extraer”, hacer crecer lo mejor de una persona en sus cinco dimensiones: física, social, emocional, racional y trascendente, sin embargo, la serie se enfoca casi exclusivamente al aspecto físico, más que en la persona completa. Se centra en el cuerpo: estímulos sexuales y las reacciones fisiológicas que suscitan.
Si la intención es la educación sexual tal como lo plantea el título, la serie no es buena maestra. “Lo que es propiamente educable es la sexualidad no el sexo. Se educan personas con cinco dimensiones, no solo cuerpos y menos aún órganos genitales. Para esto hay que informar con veracidad y exactitud más allá del funcionamiento fisiológico. Enseñar el sentido de la sexualidad: vivir el amor comprometido e inculcar el aprecio y el respeto por la vida humana”[3]. Somos los padres quienes tenemos la inaplazable tarea de hablar con los hijos, de darles herramientas e información correcta para una vivencia saludable de la sexualidad enmarcada en el amor y la vida, que los haga felices.
El personaje principal es Otis de 16 años, cuya madre es terapeuta sexual. Su consultorio está ubicado en la casa donde viven ambos, motivo por el cual Otis escucha algunas veces las sesiones que su mamá tiene con los pacientes y va “aprendiendo” acerca de temas sexuales.
A lo largo de la serie, Otis da consejería sexual a sus compañeros sobre las dificultades que se presentan en el momento de tener sexo y responde preguntas que ellos no le harían a sus papás, aunque Otis también esté lleno de dudas.
Veamos algunos aspectos de la serie
1.El sexo es el eje central. Ocupa gran parte de la vida de estos adolescentes. No se les ve haciendo o pensando en algo más que en sexo. Básicamente su vida gira alrededor de ello. Una sola vez se muestra una competencia de natación pero como algo secundario. Los chicos utilizan sus bicicletas para ir al colegio y nada mas. Ninguno tiene actividades como deporte, hobbies, paseos al aire libre, cuidar una mascota, cumplir encargos en sus casas o participar en un voluntariado. Tampoco se les ven inquietudes sobre el futuro (objetivos de corto plazo, sueños, qué carrera seguirán) o alguna otra cosa que mantenga sus mentes ocupadas. Las relaciones de pareja son abordadas con ligereza. Tanto adultos como jóvenes mantienen relaciones sexuales casuales. No parecen tener decepciones, efectos físicos o emocionales ni la ilusión de formalizar algún compromiso en el futuro.
2.Consumo de drogas. Casi todos los personajes fuman cigarrillos o marihuana. Beben alcohol sin freno en las fiestas. La madre de Otis consume marihuana en su casa con el compañero de su hijo y en el momento en el que su hijo sale para una fiesta, en lugar de decirle “no bebas, no te drogues”, le aconseja que si se droga, permanezca junto a su amigo. ¿Qué ayuda pueden darse dos adolescentes drogados o borrachos? Ninguno tendrá capacidad suficiente para solucionar problemas. Es un consejo sin sentido con el agravante de que proviene de su propia madre.
3. Sexo sin compromiso. La madre sale cada semana con distintos hombres que se quedan en su casa a dormir y mantienen relaciones sexuales y luego simplemente se van. Otis escucha todo. Cuando uno de ellos intenta entablar una relación más profunda con ella, ésta le indica friamente que “no es eso lo que busca” y lo despide.
Adam, el hijo del director de la secundaria tiene novia. En ningún momento comparten sus sentimientos o tratan algún tema con profundidad. Solo se les ve teniendo sexo, sin orgasmo por parte de él porque tiene problemas sexuales.
4. Sexo seguro. Ante un rebrote de ladillas, el director encarga al profesor de química reforzar la “clase de educación sexual” en la que básicamente explica cómo poner un preservativo en una banana. (Por cierto, este reduce solo un 50% el riesgo de contagiarse de clamidia, gonorrrea, sífilis o herpes, pero eso no se menciona en la clase). En ningún momento se plantean los índices de eficacia del preservativo, ni se dice que aún en las relaciones sexuales sin penetración puede haber contagio, porque basta el contacto piel con piel del área genital. En el primer capítulo la novia de Adam le pide tener la relación por detrás porque ha tenido un salpullido, pero no se menciona que el sexo anal es particularmente arriesgado cuando se trata de adquirir infecciones de transmisión sexual. La fricción puede causar pequeñas lesiones que permiten que bacterias y virus entren en el cuerpo. El ano no lubrica como lo hace la vagina con la estimulación sexual. El semen en el ano también reduce temporalmente las defensas del cuerpo.
5. Ausencia de los padres: En otro capítulo una de las niñas queda embarazada. Una educación sexual basada solo en la protección de riesgos es incompleta. No es cuestión, como dije al principio de solo informar. Son indispensables valores como el amor, la búsqueda del bien del otro, la comprensión, la responsabilidad, la espera, la intimidad, etc. Y para esto se requiere el acompañamiento de las familias. Los adolescentes están muy solos, necesitan el apoyo de sus padres.
Algunos dirán que esta serie es una radiografía de la vida de los adolescentes de hoy. Probablemente de muchos sí, pero no de todos. Pienso que la raíz de todas las dificultades planteadas en la serie puede ser la iniciación prematura e irresponsable de las relaciones sexuales. Tales problemas o dificultades no existirían o podrían ser superadas exitosamente dentro de una relación de amor comprometido, donde un hombre y una mujer se vinculan con la intención de permanecer juntos toda la vida, y a lo largo de ella van puliendo su unión sexual con toda tranquilidad, sin presiones, sin prejuicios, en un ámbito de compresión y cariño, buscando brindarse afecto mutuamente.
¿Qué hacer como padres?
Propongo a los padres ponerle código a la sesión “adultos” de Netflix, para prevenir que los chicos estén en contacto con esta serie. Los padres podemos calificarla con “no me gusta” para que no aparezca ni siquiera la publicidad. También controlar los dispositivos que usan los chicos si es que tiene instalada la App Netflix.
Hay que tener especial cuidado porque Netflix ofrece una cuenta gratis por un mes. Para esto, hay que ingresar los datos de una tarjeta de crédito. Pasado el mes gratis, Netflix envía un correo y si uno no desea contar con el servicio, pone “cancelar” y entonces no se descuenta nada de la tarjeta de crédito.
¿Por qué hago esta acotación? Porque muchos adolescentes sacan las tarjetas de crédito de los padres sin permiso, se hacen una sesión propia de Netflix con los datos de la tarjeta de crédito y luego la devuelven a la billetera. Usufructúan en sus tablets o celulares esta sesión gratis por un mes (donde pueden ver todo lo que hay), y al mes lo cancelan. Los padres nunca se enteran porque no se realiza ningún descuento. Fácilmente se pueden hacer una sesión simulando ser mayores de edad.
“Reducir la exposición de los adolescentes a escenas de sexo en la televisión plantea desafíos. Un enfoque alternativo que ha funcionado con el contenido violento también puede funcionar con el contenido sexual: que los padres vean los programas con sus hijos y discutan sus propias convicciones y valores con respecto al comportamiento descrito. Hacerlo así, puede reforzar los beneficios de dar información precisa acerca de los riesgos y limitar los efectos negativos de las escenas sexuales”[4].
Si un niño, un adolescente o un joven ve esta serie puede cambiar su percepción de la belleza de la sexualidad reducida al placer y a la propia gratificación. Como dije al principio la serie presenta diálogos y escenas muy explícitos, por lo que es mejor buscar la forma de abordar estos temas sin recurrir a Netflix.
Aunque no somos la única influencia en sus vidas, nadie nos puede reemplazar como padres. Conviene tener conversaciones abiertas y serenas, donde cada hijo se sienta escuchado y comprendido. Y con una información clara, veraz y exacta, pueda tomar buenas decisiones para vivir un estilo de vida saludable y feliz.
*Ma. Elena Marsal es Abogada, diplomada en Mediación y Orientación Familiar por la ULIA. Madre de 5 hijos pequeños. Es instructora del programa Protege tu corazón en Paraguay. Se dedica a investigar y analizar temas de actualidad con relación a niños y jóvenes. Actualmente realiza una Maestría en Sexualidad y Defensa de la Vida.
[1]Does Watching Sex On Television Influences Teens’ Sexual Activity por Rebecca L. Collins, Marc N. Elliott, Sandra H. Berry, David E. Kanouse, Dale Kunkel, Sarah B. Hunter, Angela Miu, 2004, citado en el Informe LEWD by example: Adults talking about sex in front of kids on prime-time broadcast network “Family Comedies”realizado por Parents Television Council, septiembre de 2018
[2]Idem
[3]Juan Francisco Vélez, María Luisa Estrada, Módulo 1 Quién soy y qué es la sexualidad, Protege tu corazón, Edición 2018
[4]Juan Francisco Vélez y María Luisa Estrada, Módulo 13 Televisión y cine, Edición 2018.
Comentários